domingo, 14 de noviembre de 2010

∞♫☺Entrevista a un extraterrestre Geenom ☺♫∞

José Antonio Campoy

Ninguna persona con mediana formación y sentido común duda, en el actual estadio de conocimiento científico, de que en la inmensidad del universo tienen que existir civilizaciones inteligentes en millones de planetas,
independientemente de cúal pueda ser la morfología de sus habitantes,  y de que, por consiguiente, sus niveles evolutivos serán también diferentes tanto entre sí como en relación a nosotros, sencillamente porque unas galaxias son más "viejas" que otras. Ni tampoco que en aquellos planetas donde la evolución sea mayor que en el nuestro, sus habitantes deben haberse desarrollado más, y no sólo en el ámbito del conocimiento y de la ciencia, sino también desde el punto de vista ético y del desarrollo personal porque la evolución es siempre global. De lo que se infiere que un ser más evolucionado habrá desarrollado, consecuentemente, las facultades que en nosotros se hallan aún en estado incipiente, entre ellas la telepatía.
El autor afirma que un extraterrestre llamado Geenom lleva un tempo comunicándose telepáticamente con ciertas personas. Estas comunicaciones en su momento fueron plasmadas en la revista Mas Allá además de en la trilogía "Los manuscritos de Geenom" del grupo Aztlán. Uno de los directores de la revista Mas Allá escribió este libro que se supone que trasncribe una entrevista con Geenom. Jose Antonio Campoy fue además Presidente de la Asociación Española de Licenciados en Ciencias de la Información (AELCI) entre 1977 y 1984.
 Las opiniones en la red sobre esta comunicación son de lo más variadas, pero incluso los más escépticos reconocen que su valor filosófico es innegable. Es evidente que desde el punto de vista de unos seres más racionales, pacifistas y ecologistas que nosotros, lo estamos haciendo fatal. Lo importante sería juzgar el mensaje y no el mensajero

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Quisiera saber, en primer lugar, ¿quién eres y de dónde vienes?.

Soy un ser humano, físicamente vivo, que habita en un planeta de la estrella Alfa B, en la constelación de Centauro, aproximadamente a 4,39 años-luz de la Tierra. Trabajo en mi planeta como sociólogo; en cuanto a mi situación personal, tengo compañera y dos hijos.
¿Cómo debo llamarte?
            Me permiten usar el nombre de mi maestro: Geenom.
¿Puedo saber cuántos años tienes?
            Cuarenta y cinco. Bueno, en realidad estoy haciendo una extrapolación; quiero decir que esa es la edad que equivaldría a la de la Tierra en cuanto al aspecto físico, y proporcional de la experiencia vital.
Y, según el cómputo de tu mundo, ¿cuál es tu edad?
            Seiscientos sesenta y dos años.
¿Seiscientos sesenta y dos? Pues, ¿cuál es vuestra edad media de vida?
            Unos mil doscientos años.
            (Quedé sorprendido. Consulté de nuevo por si había algún error.)
¿Puedes confirmar el dato? ¿Mil doscientos años?
            Sí. Es correcto.
¿Podría saber el nombre de tu planeta?
            Sí; le llamamos Apu.
¿Y cuántos habitantes tiene?
            Actualmente somos unos cuatrocientos cincuenta millones.
Bien. ¿Cómo podría saber, antes de nada, que esta conversación se está produciendo realmente con un ser de otro mundo y no se trata, por ejemplo, de una respuesta originada en la mente de quienes forman el grupo, aun cuando ellos no sean conscientes de ello?
            En realidad, la respuesta es afirmativa en los dos casos. Primero, porque yo transmito el concepto telepáticamente y, segundo, porque, en efecto, es la mente del grupo la que decodifica los mensajes, utilizando su forma lingüística y sus variaciones semánticas. En este caso suele ser una combinación bastante perfecta, aunque en alguna ocasión la decodificación del mensaje por parte de las mentes del grupo no ha sido totalmente correcta. Ahora bien, cuando eso sucede, es decir, si lo que dice “el vaso” tiene algún tipo de perjuicio inherente, se les avisa para que corrijan el texto.
Perdona mi insistencia, pero ¿cómo saber que no eres una creación mental o que no estamos, de alguna manera, conectando, por ejemplo, con un espíritu, con el inconsciente colectivo del que hablara Jung, con el archivo akáshico o, simplemente, con el subconsciente de alguno –o algunos- de los aquí presentes?.
            Bueno, eso es lo que sucede, de hecho, en un alto porcentaje de contactos. Sin embargo, debo decirte que este grupo ha recibido a lo largo de todos estos años pruebas evidentes de que, tras ellos, existe en verdad una personalidad física independiente de sus procesos mentales.
Pero es que a cualquiera que utilice la ouija, la psicografía o la inducción telepática directa le tiene que quedar siempre la duda del origen real. ¿Cómo puede saber alguien si, por ejemplo, está contactando de verdad con un extraterrestre y no con un espíritu desencarnado?
            Ciertamente eso es difícil  saberlo de forma inmediata porque un extraterrestre no se puede desplazar en el instante para dar una prueba; pero en un periodo de tiempo, digamos de unos meses, es fácil comprobarlo porque la diferencia de los mensajes es notoria. Por ejemplo: ¿has observado cómo suelen ser los recibidos en las clásicas comunicaciones espíritas? Pues vienen a ser manifestaciones en las que los mensajes suelen expresarse de una forma parecida a esta: “Hermanos, el amor de Dios os bendiga y enaltezca vuestros corazones para que, juntos, podamos gozar de la sabiduría del Padre, que os puedo transmitir gracias a que la elevación espiritual conseguida por el grupo permite que se pueda lograr una comunicación de amor y luz inefables”.
¿Estás sugiriendo que la distinción básica es que en los contactos espíritas les “inflan” el ego a los contactados?
            No, por favor... Hay hombres desencarnados que han alcanzado un alto grado de sabiduría y bondad. Además, es cierto que en la comunicación espírita sólo se interrelacionan espíritus afines que, aunque no tengan el mismo nivel de sabiduría, poseen al menos un similar nivel de bondad. Por tanto, no se trata de analizar el mensaje, sino al mensajero.
            De hecho, en esas comunicaciones lo que prima es la corriente de aceptación mutua, también llamada hermandad, sabiendo el papel que cada uno juega. Es también evidente que en la existencia hay hermanos “pequeños” y hermanos “mayores”, así como que la obligación de estos últimos es la de ayudar, pero nunca la de hacerles los deberes. Guiar, asesorar, orientar, pero nunca manipular, dirigir, obligar o andar por ellos.
Luego sí hay algo de cierto en que el nivel de contacto depende en cierta medida del nivel evolutivo de quien pretenda contactar.
            Podríamos decir que, en términos relativos, debe existir una correspondencia evolutiva. Es decir, que yo a mi nivel soy igual que vosotros al vuestro.
Te agradecería que me ampliaras la respuesta.
            Quiero decir que no podemos contactar con seres humanos que no tengan un nivel de vibración que, a su nivel (valga la redundancia), sea similar al nuestro. Por tanto, un terrorista, por ejemplo, nunca podría contactar con nosotros porque no existiría correspondencia vibratoria. Y no se trata de que vosotros elevéis el grado vibratorio para llegar al nuestro, sencillamente porque están en bandas vibratorias diferentes, pero sí es necesario que seáis personas cuyos planteamientos vitales no incluyan elementos contrarios a la evolución.
Tengo entendido que vosotros lleváis dando al Grupo Aztlán desde hace años abundante información sobre multitud de cuestiones puramente terrestres. ¿Cómo estáis tan enterados de lo que pasa en la Tierra? ¿De dónde obtenéis los datos? ¿De nuestras propias mentes quizá?
            Nuestras fuentes de información son múltiples. Además de las emisiones de radiofrecuecia, que captamos sin problemas, contamos con multitud de datos que constantemente están emitiendo las mentes humanas; he de explicar que nosotros tenemos la facultad de seleccionar cualquier emisión mental emitida por vuestras glándulas pineales.
¿Y cómo nos “escuchas”?
            Hay algo llamado expansión de consciencia, sutil mecanismo que permite expandir las percepciones físicas en un radio de varios cientos de años-luz. Esa expansión de consciencia se realiza en los casos de seres humanos de un nivel inferior, esto es, tipo 4.3, de una forma, por así decirlo, tecnológica; sin embargo, nosotros lo hacemos con la mente. En el caso de este grupo estoy conectado a ellos de forma constante; es como si existiera un hilo que nos une, vía glándulas pineal y pituitaria.





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